En Sevilla, donde escribo a solo unos cientos de metros de
la casa en que nació, existe la creencia generalizada de que Luis Cernuda
(1902-1963) escribió en Ocnos uno de
los retratos en prosa más hermosos, si no el supremo, sobre la ciudad. Es
cierto, pero los hispalenses gustan de mirarse el ombligo (para desesperación y
burla de su mayor poeta del 27, que amó Sevilla y la detestó), y esa idea solo
puede predicarse en puridad de la primera parte del libro, que es mucho más sin
embargo: la impronta de un talante moral, el escenario mudable de un poeta siempre
viajero (así aparece en sus páginas también la abominada Glasgow) e incluso
algún vislumbre de México, su última patria de adopción, si es que no fue
extranjero en toda latitud el autor de La
realidad y el deseo.
Hubo tres ediciones de Ocnos en vida de Cernuda, que reparten
en su geografía, como barajas marcadas por la derrota (en el doble sentido del
periplo de un hombre y su fracaso), los tres grandes escenarios de su vivir:
una británica de 1941, la original; otra española modificada de 1949; y una
tercera, acrecentada, que vio la luz en el continente americano en 1963 (que él
no llegó a ver, pues los ejemplares de la Universidad Veracruzana arribaron a
casa de Concha Méndez, donde residía, recién muerto su autor).
Del deslumbramiento que le causó
México da fe, por su parte, el segundo libro aquí reunido, respetando el deseo
de Cernuda bajo la misma cubierta que el anterior. Otros españoles escribieron
del país que los acogió, como José Moreno Villa en Cornucopia de México, pero lo singular del tomito de Cernuda es que
fue escrito no en la presencia sino en la distancia, como conjuro de la nostalgia
que sintió por el calor, el idioma y los cuerpos jóvenes y bronceados en medio
del frío de su universidad para señoritas pálidas de Nueva Inglaterra. Variaciones sobre tema mexicano (1952)
apareció, con las experiencias de estancias que comenzaron en 1949, el mismo
año del asentamiento del sevillano en la Ciudad de México, primero cerca del ajetreado
paseo de la Reforma y luego al sur de la megalópoli, en la bellísima –y no poco
andaluza– Coyoacán.
El despertar al amor, a la
conciencia de lo transitorio, a los ciclos de la naturaleza, al estímulo de la
música, el homenaje a un maestro, son los temas de algunas de las estampas de Ocnos. La emoción ante la lengua recuperada
y las tradiciones compartidas, y el paisaje extraño que los ojos aprehenden,
enamorados, constituye el eje de Variaciones.
Juan Lamillar acompaña a la
edición de un prólogo informado y sensible que hace, con lo cuidado de la
edición, que esta sea la mejor opción para adentrarse en dos libros –uno solo
en realidad– que hay que leer a sorbos lentos, como se disfruta de un poema. Luis
Cernuda no fue solo un gran poeta y un crítico inteligente y fino; estas
páginas confirman, asimismo, que fue un maestro de la evocación lírica en
prosa.
OCNOS. VARIACIONES
SOBRE TEMA MEXICANO
de Luis Cernuda
Renacimiento, Sevilla, 2014
252 págs. 15 €
Prólogo de Juan Lamillar
(Reseña aparecida en la revista El Ciervo)