Hace ya un par de semanas que leí la más reciente entrega de la poeta Belén Núñez, y diversas ocupaciones y viajes me habían ido impidiendo dejar aquí constancia de su lectura y de la alegría de ver que Belén, ya en perfecta forma, ha dejado atrás, ojalá que definitivamente, ese túnel del que se sale a este resplandor, aunque sea con lágrima.
El breve libro, publicado en Renacimiento, tiene las imperfecciones de la fruta ecológica frente al brillo y la cera impoluta de la de hipermercado, e incluso lo que podría parecer algún descuido se lee como riqueza y rebeldía a la horma y el límite. Así un breve poema cuya única frase se abre con un signo de exclamación y se cierra con otro de interrogación, que podría entenderse como errata pero que adivino deliberado, porque eso es, en definitiva, la vida: el paso de la afirmación a la duda. No me resisto a copiar aquí, entero, el último poema de la colección:
Como un himno
se llega a la mocedad en hora vista.
Se atiende, ordena, actúa.
Cuanto nos exigimos
sólo depende de nosotros mismos,
el resonar de nuestras banderas
y a cada lucha
la fiel servidumbre de estar vivo.
Comentarios
Belén felicidades.
Se agracede el compartirlo.
Enhorabuena, Belén!