Aún no tiene título, pero recoge una experiencia de esta mañana:
Nací en este hospital.
En éste no: en aquél.
La fachada es lo único que queda;
detrás, vigas de hierro, y un cielo abierto
que sin más transición habita sus paredes.
Un grupo de albañiles recupera
este viejo hospital para otros usos.
Manos encallecidas, recios músculos,
contrastan con mi piel y la dureza
distinta y clandestina
que en este instante ocupa mi garganta.
Apuntalada imagen
no de los ladrillos: de mis años.
Por esa ventana que da al cielo,
aunque fuera, estoy dentro, y regreso
a una sala muy blanca, ya borrada
de todo menos de mi imaginación.
Un pájaro que sale trae al pico
una rama amarilla.
No tiene nido.
Como yo.
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