Ayer se publicó en El Mundo de Sevilla la primera de mis colaboraciones de Feria. Cada día iré dando algunas pinceladas, brocha gorda y pincel fino, como estas inaugurales:
Toros en Tintagel
Se acaba de cumplir el trigésimo aniversario del comienzo de
la Guerra de las Malvinas. Aún recuerdo los partes
de guerra (como un título de Juan Bonilla, luego corresponsal en Londres) y
el hundimiento del buque Sir Tristram.
Alguien de este nombre, Lord Tristan Garel-Jones, que no puede ocultar la
prosapia galesa de su estirpe, defendió el otro día en su pregón taurino la
fiesta y se batió como un caballero –medieval– contra los prejuicios de sus
paisanos. En ello le aflora más la vena céltica –salvaje, arriscada y
levantisca– que la mansa flema anglosajona. Me recordó al recreador en el XIX
de la literatura artúrica a la que su onomástica pertenece: Sir Alfred
Tennyson, quien como Byron con Grecia quiso contribuir a la libertad de España
y en 1830, como un espontáneo en la plaza, saltó la barrera de los Pirineos para entrar en la piel de
toro en apoyo del general Torrijos, que había de venir en un barco que
languidecía en el Támesis. Su faena duró poco, pues se trataba solo de entregar
fondos para la rebelión, como Garel-Jones ha traído el oro de su visión
romántica de la tauromaquia a la depauperada consideración que muchos tienen de
esta, que se halla en bancarrota (¿y qué no lo está?). No me extraña esa
devoción por los toros en alguien que recibe el nombre –Tristán– de un viejo
amante de Cornualles, península que incluso tiene forma de asta.
Alí Babá y los
cuarenta bandoneones. Por la mañana, el centro sigue con su actividad. A los
romaníes de los acordeones se les puede escuchar tocando tangos como “Por una
cabeza” o “Mi Buenos Aires querido”. Es la Avenida, y no Caminito; y aunque las
notas no emerjan de un bandoneón, en algunos músicos callejeros el efecto es
muy evocador de la Argentina. ¡La Argentina! Hay que tener valor, después del
lío de Repsol y de YPF. El Gobierno español pone el grito en el cielo por la
felonía del viceministro de las patillas rocieras y sin corbata (tal el canon
feriante). Es lo que tiene ser ultraliberal en economía. ¿No han defendido
siempre las privatizaciones? Pues que con su pan… da de abogados se lo coman.
Si Repsol fuera CAMPSA, de donde procede… Esa CAMPSA de la que fue gestor Juan
Guerrero Ruiz, el confidente diario de JRJ y “cónsul general de la poesía” según
Federico García Lorca, quien como dramaturgo tuvo un éxito descomunal en la
bonaerense Avenida de Mayo, que lleva el nombre de ese mes en que desemboca la
Feria.
Operación Clavel. Juan Ramón Jiménez es también calle que conduce al Real. Una
gitana nos ofrece un clavel, “esa fuente grana de esencia” según el poeta que
da nombre a la vía. No aceptamos su dádiva (“RE-GA-LA-DO”, silabea con loable
afán pedagógico, será que sabe que hablamos la lengua de Shakespeare, como ella
la viperina). No, no queremos que el cosquilleo de los pétalos al olerlo nos
distraiga del que aún aroma, esbozo de estornudo, en la memoria. Aquel rojo en
el azul de los dieciocho años.
(En la ilustración, Tristán e Isolda, de Waterhouse, compartiendo una copa de manzanilla)